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Feng Shui ¿Nos podemos beneficiar de la sabiduría antigua, buscando la manera de rescatar sus princi



Feng-Shui


Se dice que los romanos, antes de fundar una nueva ciudad, soltaban en el terreno elegido una majada a la que dejaban allí durante un año; al cabo de ese tiempo examinaban las vísceras de las ovejas para decidir si ese lugar era propicio o no.

 

Los pueblos irlandeses utilizaban un método algo menos trabajoso: antes de construir una vivienda marcaban los vértices del terreno elegido con estacas a las que unían mediante un cordel. Si a la mañana siguiente se encontraban las estacas caídas, se consideraba que el terreno estaba surcado por “un sendero de hadas” y por lo tanto no debía ser bloqueado con una construcción.

 

En conjunto, éstos y muchos otros procedimientos utilizados por culturas antiguas para evaluar la calidad de un terreno antes de construir son denominados Geomancias. Aunque no exentas de cierto componente supersticioso, las geomancias eran eficaces para detectar lugares apropiados desde el punto de vista geológico, biológico y arquitectónico.

 

Hoy en día sería irreal pensar en aplicar alguno de estos antiguos métodos: quien busca una vivienda nueva o un terreno para construirla debe tener en cuenta primero una mirada de condicionantes entre los cuales suelen predominar los económicos y la cercanía a los lugares de trabajo, colegios etc.; que frecuentemente dejan poco margen para la “geomancia”.

 

Sin embargo, la noción de que la vivienda y el entorno en el cual se encuentra pueden tener un impacto sobre la salud de sus habitantes, ha resurgido en los últimos tiempos, incluso en el ámbito científico, de la mano de la medicina y la psicología ambiental y especialmente de la baubiología (biología de las construcciones). En este “revival” cabe preguntarnos si aún



 

En Occidente se ha hecho particularmente conocida la geomancia china, denominada “Feng Shui”. Feng Shui significa literalmente “viento y agua”, en obvia alusión a factores ambientales. Se ha popularizado el concepto de que el feng shui consiste en colocar en la casa ciertos “elementos armonizadores” (el mercado ofrece hoy una variedad de ellos: fuentes, cristales, carillones, espejitos, símbolos diversos) cuya influencia sobre la “energía” solucionará nuestros problemas y atraerá hacia nosotros en forma mágica la suerte y la prosperidad. Lejos de este enfoque más bien supersticioso, los tratados originales de feng shui contenían detalladas observaciones sobre la topografía, la forma del curso de los ríos, y las localizaciones favorables y desfavorables para las construcciones. Cuando vemos algunas construcciones chinas de la Edad Media (época en la cual el feng shui llegó a su apogeo) podemos captar ese concepto de la “armonía con el entorno”, logrado sobre la base de la aplicación de refinados principios de localización.

 

Basándonos en los principios del feng shui y teniendo en cuenta los aportes contemporáneos de la baubiología, hemos elaborado la siguiente guía:


¿Country o ciudad?


¿Qué habia aquí antes?


¿Cómo es el entorno?


¿Cómo es la casa?


¿Cómo me siento yo aquí?

 

¿Country o ciudad?


Cada uno tiene sus ventajas y sus desventajas. La ciudad permite, desde un punto de vista global, un mejor aprovechamiento de los recursos y de la energía: la translados, por ejemplo, tienden a ser más cortos. Sin embargo, el habitante de una ciudad pasa, en un día normal de trabajo, más del 80% de su tiempo en ambientes interiores, privado del contacto con la naturaleza y expuesto a materiales artificiales. La concentración de ciertos contaminantes del aire puede ser bastante mayor en la ciudad. Además, el ruido y la densidad excesiva de población pueden ser factores de stress. Por otro lado, no debe pensarse que una casa en un country asegura automáticamente y por sí misma una mejor calidad de vida, si no se tienen en cuenta ciertos factores. Algunos los detallamos en las restantes preguntas.


 

Pasado y futuro del lugar: ¿Qué había aquí antes?


Los agentes inmobiliarios ingleses que trabajaban en Hong Kong descubrieron muy pronto que sus clientes asiáticos adeptos al feng shui tenían muy en cuenta la historia de un lugar o vivienda antes de adquirirlo: por ningún motivo aceptarían adquirir un local o vivienda en la cual los dueños anteriores hubieran quebrado económicamente. Más allá de estas creencias, es importante conocer los usos anteriores de un predio, especialmente si no siempre fue residencial. Si hubo anteriormente establecimientos industriales, es posible que hayan quedado trazas de contaminantes en el suelo.

 

Predecir el futuro no es posible, pero es bueno preguntarse, al adquirir una propiedad, cómo será ese lugar de aquí a 5 años y aún, de aquí a 25 años y si conservará todavía las características que hoy lo hacen deseable para nosotros.

 

¿Cómo es el Entorno?


1. El Tigre y el Dragón. Según los principios del feng shui, el lugar ideal para la localización de una vivienda tiene forma de “sillón”, con un respaldo por detrás y dos “apoyabrazos” representados simbólicamente por un Tigre (a la derecha) y un Dragón (a la izquierda). El frente de la casa mira al Sur (para nuestro hemisferio, la equivalencia sería el Norte). De este modo, el lugar nos “abraza”, creando un sentido de pertenencia y protección. Además, esta configuración tiende a coincidir con las condiciones básicas de un buen lugar: luz solar, vientos moderados, buen drenaje. En el campo muchas veces “el monte” que protege a la casa de los vientos más fríos e intensos reemplaza al Tigre y al Dragón. También, una casa con forma de “U” reproduce la forma de “apoyabrazos” y crea un espacio óptimo.


 

2. Los alrededores. La presencia cercana de industrias, centrales termoeléctricas, autopistas y estaciones de servicio puede comprometer la calidad del aire que respiramos, no sólo en la ciudad sino también en el country. Es difícil precisar en este caso la distancia “segura” a alguna de estas fuentes de contaminación, debido a que entran en juego otros factores como la topografía, la vegetación y los vientos predominantes: para una autopista podemos fijar tentativamente una distancia mínima de 50 metros, siempre y cuando haya barreras vegetales que filtren el aire y el ruido. El uso de pesticidas para el mantenimiento de parques y jardines agrega un factor adicional de contaminación, aunque más fácilmente controlable que los anteriores.


Del lado positivo, es ventajoso contar en los alrededores de nuestra vivienda con medios de transporte, parques, senderos, “bicisendas”, centros culturales y lugares de abastecimiento. Desde el punto de vista funcional se considera a “los alrededores” como el radio que podemos cubrir en un viaje de cinco minutos en automóvil, o tres cuadras a pie en una ciudad.


 

3. Consideraciones acerca de la Geobiología. La geobiología postula que la misma Tierra emite, en ciertos lugares, radiaciones (radiaciones telúricas) que pueden afectarnos positiva o negativamente. Por ejemplo, se considera nocivo ubicar el dormitorio sobre un lugar en donde existan cursos de agua subterráneos. Desde el punto de vista de la elección de una vivienda, parece muy ventajoso contar con un relevamiento que nos indique si en el terreno existe este tipo de influencias, que pueden ser detectadas solamente por individuos especialmente entrenados (rabdomantes) mediante el uso de varillas o péndulos. Aunque prácticamente todos los que practican la geobiología afirman observar una relación entre las radiaciones telúricas y ciertos problemas de salud, es preciso aclarar que desde el punto de vista de la medicina ortodoxa sus postulados no son aceptados ni tenidos en cuenta por la mayoría. En gran medida esto se debe a que los métodos de detección son exclusivamente subjetivos (péndulos, varillas, etc.). Se están investigando métodos objetivos de medición que, junto con los métodos tradicionales, permitirían una mejor comprensión de estos fenómenos.


 

4. Contaminación electromagnética. Cuando por algún motivo “se corta la luz” tomamos conciencia de la enorme importancia que tiene la electricidad en nuestra vida cotidiana. Estamos completamente rodeados de artefactos que funcionan mediante energía eléctrica. De lo que no tomamos conciencia (porque no los vemos ni sentimos) es de que cada vez que hacemos funcionar alguno de estos artefactos estamos creando un campo electromagnético. Es preciso diferenciar muy bien la contaminación electromagnética de las radiaciones telúricas a las que aludíamos anteriormente. A diferencia de lo que ocurre con las radiaciones terrestres, los campos electromagnéticos pueden medirse objetiva y fácilmente mediante un instrumento llamado gausómetro. Y a diferencia también de lo que ocurre con la geobiología, dentro de la comunidad científica se va aceptando paulatinamente la idea de que estos campos electromagnéticos pueden estar ligados al cáncer y a otros problemas de salud. Vale la pena, entonces, considerar en los alrededores de la vivienda la presencia de torres de alta tensión, transformadores, antenas emisoras de TV o de telefonía celular, que son capaces de generar campos de gran intensidad. La distancia óptima de una vivienda con respecto a una torre de alta tensión es de 150 m, en caso de duda lo mejor es hacer un relevamiento con un gausómetro, que nos permitirá detectar las áreas más afectadas dentro de la casa.


 

¿Cómo es la Casa?


1. Orientación. Como hemos visto, los antiguos practicantes de Feng Shui elegían el punto cardinal más asoleado (el sur para ellos y el norte para nosotros) para orientar el frente de la vivienda o palacio. La luz del sol es un estimulante natural y una casa mal orientada, que no recibe luz solar en las habitaciones apropiadas, resulta inevitablemente lúgubre y triste. Las orientaciones “ideales” serían:


Norte: Entrada.

Sur: Recibe una luz pareja y suave. Ideal para estudios y lugares de trabajo.

Este: Recibe la luz del amanecer, importante para los lugares que se usan preferentemente de mañana: dormitorios, cuartos de baño y cocina.

Oeste: Luz intensa durante la tarde. Ideal para lugares que se usan preferentemente al atardecer: salas de estar, porches, jardines, piletas.

Es inevitable mencionar aquí, porque es una pregunta frecuente, si es que existe una orientación ideal para dormir. Se dice que es mejor dormir con la cabeza hacia el Norte, supuestamente porque así el cuerpo queda alineado con el campo magnético terrestre (el cuerpo humano tiene su propio campo magnético con el polo positivo en la cabeza). Puede que para algunas personas esto sea importante, sin embargo no es el único factor a tener en cuenta. Mucho más importante puede ser comprobar que la cama no quedará obligadamente con la cabecera apoyada en una pared medianera que mira al sur: esta pared inevitablemente estará más fría en invierno y hasta es posible que condense humedad, generando una situación poco saludable para dormir.


2. Materiales. Desde el punto de vista de la bau-biología la casa es nuestra “tercera piel” y como tal debe “respirar” es decir, permitir el intercambio de gases. El ladrillo, en ese sentido, es un buen material. Hoy día es muy difícil conseguir materiales sanos, pues los condicionantes económicos se priorizan y el porcentaje de materiales sintéticos y artificiales tiende a ser cada vez mayor dentro de la vivienda. Los materiales ideales para los revestimientos interiores de la vivienda son los cerámicos, el corcho, el linóleo y la madera. Es preferible evitar (dentro de lo posible) los revestimientos vinílicos, los aglomerados y las fibras sintéticas. Las pinturas al látex y los empapelados vinilizados (no vinílicos) son aceptables. También los tratamientos para pisos de madera a base de poliuretanos, que reemplazan ventajosamente a los plastificados tradicionales.


3. Aventanamiento. Es erróneo creer que cuantas más ventanas tenga una casa mejor, porque será más luminosa y tendrá mejores vistas. La luminosidad depende de orientar adecuadamente las ventanas y no de ampliar innecesariamente la superficie vidriada. Tradicionalmente el feng shui considera a las ventanas como puntos a través de los cuales se “expulsa el chi o energía vital”. Esta apreciación no está nada lejos de la verdad, las ventanas pueden ser responsables de la disipación de hasta el 80% del calor generado en la casa. En invierno, la superficie vidriada puede estar hasta 20° más fría que el aire interior de la vivienda. Esto hace que los ambientes se perciban más fríos y exige más calefacción y por lo tanto mayor consumo (un aumento de 2° de la temperatura interior produce un aumento del 12% del consumo). Las ventanas de doble vidrio solucionan parcialmente este problema, también las persianas de madera. A la inversa, en verano las grandes superficies vidriadas orientadas al Norte o Noroeste pueden alcanzar temperaturas de más de 40°, por el efecto invernadero, exigiendo mayor refrigeración. La superficie vidriada no debería exceder el 40% del total de la superficie cubierta


 

¿Cómo me siento yo aquí?


No por ser la última es esta pregunta la menos importante. Modernos estudios acerca de la percepción visual demuestran que para cada uno de nosotros hay una combinación de formas, tan específica como las huellas dactilares, que de inmediato nos produce una sensación de bienestar. Es el “paisaje del alma”, el paisaje que llevamos dentro y que de inmediato nos produce una sensación de bienestar y “pertenencia”. Nuestro cuerpo es el más sensible de los instrumentos y no debemos desoír sus intuiciones. Tomarse el tiempo necesario para “sentir” el lugar debe ser parte esencial de nuestra decisión. Estas intuiciones, junto con un adecuado asesoramiento técnico, nos darán las mayores probabilidades de realizar una elección acertada.



Fuente: Escuela Hispanoamericana de Feng Shui





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